Un gobierno para el pueblo
"….de nada le va a servir al país tener una población 100% sana, si se va a tener un país en bancarrota y con muy pocas posibilidades de recuperación". Bueno, así ha sido recogido y divulgado en los medios de comunicación social en Panamá, por lo que a ello me atengo.
- Silvio Guerra Morales
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- - Publicado: 10/4/2020 - 12:00 am
En no pocas ocasiones he podido advertir que personas que ejercen mando, autoridad, o son protagonistas de la vida política, social, económica, cultural, etc., en nuestro país, llegan a expresar ciertas cosas que son, más que producto de la razón, hijas de un "poco me importa", de una frialdad o indiferencia que raya con la injusticia, y las expresiones o ideas que profieren están cargadas de sarcasmos, vanidad, soberbia, como que se les aplica el dicho "conecten la lengua al cerebro", por favor.
Lo anterior es a propósito del Proyecto de Ley No.287 -que buena justicia se hace en ser llamado el "Proyecto Zulay"- y que persigue la moratoria por tres (3) meses o noventa (90) días, para ser más exactos, de las obligaciones crediticias, bancarias, financieras, alquileres de arrendamientos, etc., y frente al cual el representante de un poderoso gremio empresarial -Conep-, llegara a expresar que “….de nada le va a servir al país tener una población 100% sana, si se va a tener un país en bancarrota y con muy pocas posibilidades de recuperación”.
Bueno, así ha sido recogido y divulgado en los medios de comunicación social en Panamá, por lo que a ello me atengo.
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Entre tanto, en otra latitud, Bill Gates, el célebre multimillonario de la industria computacional y fundador de Microsoft, quien nunca ha perdido su humildad y nobleza de alma, hombre que ha demostrado ser solidario con los pobres, y que no para de contar sus ingresos en miles de millones de dólares, sostiene lo contrario.
Como quien dice "Para qué tanto dinero sin personas sanas que puedan adquirir los productos".
La salud está por encima de cualquier bien o bienestar.
Ya lo he dicho en otras ocasiones: La vida es el bien primigenio, la salud su soporte.
¡Sin salud no hay vida digna y sin vida no hay más nada! Hablo de vida en el sentido de vitalidad por cuanto creo en la vida más allá de la muerte como lo dice Jesús y lo señalan las Escrituras.
Es de anotar que la propuesta de Zulay es muy positiva.
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Merece el aplauso de todos los panameños y de quienes junto a nosotros moran, como extranjeros, nuestra tierra, no obstante, muchos de ellos, sintiéndose ya como panameños.
Su proponente ha sostenido que más del 80% de la población ha de beneficiarse de sus prescripciones legales.
Esta propuesta de Ley, ya aprobada en segundo debate en la Asamblea, merece todo el respaldo y apoyo del presidente Cortizo.
No se trata, como ha sido sostenido por agentes del sector empresarial, de quebrar al país.
Vaya manera de sustentar la oposición a sus contenidos.
Además, no se les pide que perdonen o condonen los arriendos por tres meses, sino que se suspenden los pagos, lo cual quiere decir que los deudores, los inquilinos o arrendatarios tendrán que pagar.
En el país de los ciegos, reza el adagio popular, el tuerto es rey.
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Pero nos vemos en la imperiosa necesidad de ripostarle a este señor del Conep y de todos aquellos que como él así opinen.
¿Dónde queda, luego, el discurso de progreso y desarrollo social con justicia y equidad?
¿Dónde el pensamiento filosófico de la empresa solidaria o la solidaridad social empresarial?
Gracias a Dios que también los hay buenos y que, a pesar de todo, continúan pagándoles a los trabajadores.
Dignos de elogios y respeto.
Todo indica que la frialdad y la indiferencia no tienen pares, sin importar el cómo ni el método, el interés crematístico se impone.
Los demás no importan, aún cuando la muerte nos acecha a todos por igual.
No hay excepciones frente a la pandemia, ni ricos ni pobres; ni blancos ni mulatos, criollos ni mestizos, feos o bonitos, en fin.
Señor Presidente: No caiga en esos cuentos de algunos empresarios egoístas, malos, fatuos.
Apueste Presidente, como creo que lo ha venido haciendo, en favor de nuestro pueblo, ese mismo pueblo que le dio el voto para enquistarlo en la silla presidencial.
Con salud, en paz, en vida, con ánimos y ganas de trabajar, sin ansias para el pueblo de ver de dónde saca dineros para pagar en estos tiempos sus compromisos, dele un respiro al pueblo, y ya verá usted cómo echamos este país hacia adelante junto a empresarios pro activos y solidarios.
La invasión no nos pudo detener, menos el coronavirus.
Sancione el proyecto.
Dios bendiga a la Patria.
Dios bendiga al Presidente.
¡Yo le creo a Dios!
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