Moreno con ofertas en Colombia
- Milerick Alvendas/
- - Publicado: 28/5/2005 - 11:00 pm
El defensa del Envigado, el panameño Luis Moreno, manifestó que tiene ofertas para jugar en varios clubes colombianos como el Deportivo Independiente Medellín (DIM) y Cali, además de algunos clubes de Brasil.
Pese a todo ello, el exjugador taurino explicó que se mantendrá con el Envigado y que la meta suya y de su equipo en estos momentos es poder llegar a disputar la gran final en el fútbol colombiano.
Moreno indicó que en el Envigado hay una mezcla de juventud con jugadores de experiencia, que le ha dado buenos resultados.
MG: Cuando llegaron los afro antillanos a Panamá, las escuelas oficiales no estaban bien desarrolladas, tampoco instituciones privadas donde ellos podían mandar a sus hijos; entonces muchos de los inmigrantes que llegaron empezaron a tener escuelitas en las casas, en las iglesias, en otros lugares
Semblanzas: Existían las "Teachers"?
MG: Si las "Teachers", exactamente. Así que esos aportes han sido valiosos al desarrollo de la educación, porque yo conozco muchas personas que hoy en día, por ese tipo de educación que recibieron, pueden leer y escribir bien; comprenden no solamente el inglés sino el español, así que creo que ellos dieron una base muy fuerte en el desarrollo de la educación en panamá.
Semblanzas: ¿Esa educación determinó en mayor o menor medida la incorporación de estos grupos afroantillanos a la sociedad panameña?
MG: Definitivamente, porque una vez tuvieron la opción de entrar a las escuelas públicas y se fueron mezclando, que no estaban aislados en grupos, se fueron conociendo mejor los distintos grupos, y eso iba contribuyendo a una mejor integración de la familia panameña.
Semblanzas: Algunos estudios demuestran que esa incorporación fue en ocasiones un poco dolorosa. Muchos antillanos no vinieron para quedarse en Panamá, muchos quedaron anclados en este país ¿Cómo evalúa Usted estos episodios?.
MG: Creo que cuando hay cambios a veces hay dolor. A la gente a veces le cuesta acostumbrarse a lo nuevo. Le cuesta dejar atrás el pasado. Claro que muchos de los antillanos vinieron con el sueño de hacer plata aquí y regresar a sus países. Cuando llegaron a Panamá, vieron que había facilidades para criar familia y empezar otra vida. Para unos fue una decisión voluntaria, pero para otros fue una decisión de fuerza, porque no tenían la habilidad de regresar o no tenían a dónde. Así que todas esas migraciones y estos cambios si traen sus momentos dolorosos, pero es parte de la vida.
Gold Roll y Silver Roll
Semblanzas: Por lo general, y hasta ahora, cuando se aborda este tema, se reconoce que los afro-antillanos aportaron la mayor parte de la mano de obra en la construcción del primer ferrocarril transistmico (1850-1855) y luego en el Canal de Panamá (1904-1914). Pero hasta allí. Lo que deja una percepción de anonimato respecto a estos trabajadores, sin considerar que una cosa engendró otra. ¿Quiénes eran? ¿De dónde venían? ¿Por qué deben ser considerados como forjadores de lo que es hoy la nación panameña?
Procedían de las Antillas Británicas. Dos territorios continentales y un número plural de islas que se extienden en un arco desde Belice en América Central, hasta Guyana en el continente suramericano, lo que constituye una distancia de aproximadamente 3. 000 millas. Eran parte de esa diáspora desgarrada del continente africano.
Velma Newton, una acuciosa investigadora barbadiense, en su obra Los Hombres del Silver Roll, hace suya la división histórico-demográfica de esa región, elaborada por G. W. Roberts, y sitúa la llegada de los afroantillanos a Panamá en la cuarta emigración, entre 1880 y 1921. "fue el primer gran movimiento migratorio de la región hacia un país extrajero", sostiene, aun cuando ya desde 1846 habían comenzado a movilizarse hacia el istmo.
¿Qué los motivó? Velma advierte que "En general, ha predominado la hipótesis de las fuerzas externas e internas, la cual sugiere que la migración obedece al desequilibrio socioeconómico entre regiones donde ciertos factores impulsan a las personas a abandonar la región de origen (fuerzas internas) y otros los atraen hacia el área de destino (fuerzas externas)".
En el caso antillano, a la base de ese movimiento estuvo un alto desempleo y un subempleo producido por la disminución de la industria azucarera en las islas, la falta de oportunidades de trabajo, los bajos salarios y las presiones demográficas, y las opciones que ofrecían los trabajos en Panamá.
Los trabajadores antillanos llegaron a representar cerca de un 90% de la mano de obra en los períodos de mayor actividad. Las relaciones sociales sin embargo estuvieron marcadas por un acentuado sistema de discriminación, que tuvo expresiones en todos los niveles de vida de esa etnia. Velma Newton los describe así:
Luego de observar las relaciones raciales en la Zona del Canal de Panamá en 1912, el periodista estadounidense Harry Franck llegó a la conclusión de que "Panamá está ubicada al sur de la línea Mason-Dixon". (449) La conclusión tiene plena justificación; para entonces, la CCI y los estadounidenses blancos que conformaban la élite, es decir, los brahmanes de la Zona, habían logrado implantar allí un sistema de segregación similar al que legalmente imperaba en Mississippi, Georgia y Alabama. Según ese sistema, a los europeos no calificados y a los antillanos se les trataba como seres inferiores: los primeros, separados de los americanos por factores económicos y los segundos, por factores económicos y raciales. La segregación se institucionalizó mediante el uso de los términos "gold" blancos (los estadounidenses blancos) y "silver" (los europeos blancos y los negros), y no "negro" y "blanco". 450 No podrían utilizarse estos últimos ya que agruparía a los estadounidenses blancos con los obreros europeos a quines consideraban inferiores económica y socialmente.
Se pagaba a los empleados del "gold roll", en su mayoría estadounidenses blancos que ejercían puestos de supervisión a mano de obra calificada, en moneda de oro estadounidense, mientras que a los empleados del "silver roll", la mano de obra no calificada, en su mayoría blancos no estadounidenses y toda persona de piel oscura, se les pagaba en moneda de plata panameña, cuyo valor era la mitad de la moneda estadounidense. (1)
¿Quién es Melva Lowe de Goodin?
Una panameña de origen jamaicano que nació en Red Thank, antigua Zona del Canal, y que hoy es la Directora del Departamento de Inglés de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, y fue catedrática en la Florida State University.
Sus abuelos llegaron al Istmo para la construcción del Canal, y es hija de Oscar Lowe, ya fallecido, y Matilde Wilson de Lowe, que cuenta con 91 años. Melva es la tercera de cinco hermanos.
Egresada del Connecticut College for Woman, y después terminó una maestría en la universidad de Wisconsin en Madison. Es una activista permanente a favor de los derechos y reivindicaciones de la comunidad afro-antillana, y está casada con el conocido economista Orville K. Goodin.
"mi infancia fue bastante dedicada a los estudios. Lo que más recuerdo de mi infancia es que vivía al lado de unos vecinos cuya hija mayor era maestra. Entonces desde los 4 años ella me tomaba como se dice bajo sus alas, y me enseñaba a leer. Antes de entrar a Kinder Garden yo sabía leer, porque ella practicaba conmigo. Gracias a Dios que en las barriadas de la Zona teníamos las facilidades de bibliotecas y recuerdo la importancia que tuvo eso para mí, desarrollé un hábito por la lectura a temprana edad. Es lo que me gustaría ver en Panamá, que existiera una cultura de la lectura iba los fines de semana a la biblioteca y sacaba novelas, y como no había televisión, yo pasaba todos los fines de semana rodeada de libros y entretenida con libros. ", dijo
Semblanzas: ¿Y el aspecto laboral?
MG: En el campo laboral, que es donde siempre mencionan al afroantillano. La contribución que él hace en la construcción del canal, en la construcción del ferrocarril, el trabajo duro que hacía, eso es importante. Pero también es importante señalar que trajo una ética laboral, principios que había adquirido a través de sus experiencias en las antillas. Trajo, por ejemplo, que uno no se pierde después de que le pagan, es decir uno tiene una responsabilidad de llegar todos los días al trabajo, durante cierta hora y cumplir con sus responsabilidades. Así que esa ética laboral me parece que fue una de las contribuciones y no solamente por el lado del obrero, sino también por el lado del empleador. El afro-antillano sabía reconocer cuando se le estaba explotando y organizaba sus huelgas.
Semblanzas: ¿Qué motiva estas huelgas?
MG: Las huelgas buscaban muchas reivindicaciones para el obrero, porque se veían las desventajas, los salarios, los días que él tenia que trabajar; si se enfermaba no le pagaban, la falta de cierta seguridad social para la familia que él tenía, si algo le sucediera en el trabajo; así que había muchos puntos que la huelga estaba buscando para mejorar las condiciones laborales para el trabajador.
Semblanzas: ¿Usted ha hablado de los aportes en el sector empresarial, cuáles?
MG: Aunque los antillanos no son reconocidos por ser un grupo étnico pudiente, yo siento que ellos dieron una base para el desarrollo de muchas empresas. Fueron muchos los contadores, secretarias, secretarios, para inicios de empresas y también ellos mismos iniciaron empresas. Las mujeres que vinieron, por ejemplo, no fueron contratadas. Si querían estar en Panamá tenían que venir y hacer su propia vida, su propia forma de cómo lograr un ingreso. Muchas de ellas se dedicaron a la pastelería, haciendo dulces, o cocinando en casas de familias. Había mujeres que tenían el arte de la modistería y hacían trajes de gala. Las primeras lavanderías privadas en el país aparecieron cuando los obreros necesitaban ropa limpia. Al principio teníamos cuentos de obreros que trabajaban días con la misma ropa, y cuando se la quitaban daba tanto asco que simplemente la botaban y compraban una nueva. Contar con una persona que le podía lavar y planchar su ropa le permitía al obrero hacer cambio de ropa.
Semblanzas: ¿Y en la dieta del panameño?
MG: Todo el mundo nos reconoce por la gastronomía. Cuando se habla del "saos", del arroz con guandú con coco, de las torrejitas de bacalao, a uno se le hace agua la boca porque en un lugar de nuestros recuerdos siempre tenemos esas memorias. Como yo, por ejemplo soy de descendencia jamaicana, mis abuelas, mi familia somos jamaicanos. Una de las comidas de Jamaica, es el bacalao con aki, y yo tengo un amor por ese plato y siento que muchos panameños, aunque no se identifiquen con la etnia, si se identifican con la comida, con el sabor de la comida y esto lo hemos palpado muchas veces en la feria antillana. El Patí es otra cosa, todos están en la memoria cultural que todos nosotros llevamos aunque somos afro-antillanos o no, por eso digo que esos son nuestros aportes a la cultura.
Semblanzas: ¿Ha habido aportes en lo religioso?
MG: Si. Este ha sido otro aporte muy fuerte de la cultura afro-antillana. Hoy en día en Panamá existen muchas iglesias evangélicas, pero fuimos los afro-antillanos quienes trajimos primeramente la diversidad de cultos religiosos al país. No solamente trajimos las iglesias, como la anglicana que tiene sus orígenes europeos, la metodista que también tiene su origen europeo, sino también trajimos otras formas diversas de religión, con expresiones espirituales que conllevan muchos de los ritos africanos que hemos llevado por siglos o por generaciones.
Semblanzas: Al principio también nos habló de la música
MG: También, la música en todas las formas, el calipso, hasta hoy en el día uno siente esos aporte afroantillanos, el reggue, la soca, todas esas formas musicales.
Semblanzas: Hay quienes piensan que pese a estos aportes, la etnia afro-antillana de una u otra manera ha sido victima de cierta segregación?
MG: La discriminación racial todavía existe y existe porque como seres humanos ciertos grupos llegan a pensar que son mejores que otros grupos; como tradicionalmente se ha excluido al negro, se ha discriminado contra el negro, desde la cultura europea, la cultura ha excluido al negro, ha discriminado. Panamá no ha sido diferente y el negro no puede esconderse, quizás hay unos de nosotros que tenemos el color mas oscuro que otros, pero como reza el dicho: el color es accidente pero el pelo no miente; las mujeres tenemos que correr todas las semanas al salón de belleza para usar el alisset, para esconder las señales, ¿y tu abuela donde está?. A veces mantenemos escondidas a las abuelas, pero a lo que voy es que simplemente el hombre negro tiene rasgos físicos muy difíciles a esconder. Por eso ha sido el blanco de muchas prácticas discriminatorias porque las sociedades siempre han buscado grupos humanos para mantenerlos en cierto nivel o sin que se desarrollen, para que puedan llevar a cabo ciertas tareas que esos grupos no quieren llevar a cabo. No podemos esclavizar a una persona sin quedarse esclavizado uno mismo, así que yo creo que en ese sentido estamos avanzando pero todavía en Panamá hay formas discriminatorias de hablar, no solamente del negro, sino del cholito, del chino. Hay formas de trato que son discriminatorias, y mucho gira alrededor del hecho de que piensan de que esto grupos no pueden aportar económicamente y eso no es cierto. Se ha demostrado y se sigue demostrando que al darles la oportunidad desarrollan la capacidad y contribuyen de igual forma.
Semblanzas: ¿Ha dedicado Usted parte de su actividad al rescate de estos aportes?
MG: Debo empezar diciendo que pasé mucho tiempo en los Estados Unidos, en los años 60 y 70 durante el período en que los negros en estaban demandado de la sociedad sus derechos civiles. Participé como estudiante en muchas de las demostraciones que se llevaban a cabo en varios lugares en los Estados Unidos; asistí a varias reuniones y comprendí por qué muchas veces la gente nos discriminan y nosotros no nos damos cuenta que estamos siendo discriminados; así que esa experiencia me enseñó mucho. También tuve la oportunidad de vivir en África por unos años, en Zambia, entonces también conocí un poco del ambiente africano, de las luchas de los pueblos africanos.
Semblanzas: ¿Conoció Usted a Martín Lutter King?
MG: No lo conocí personalmente, pero si conocí al movimiento. Estaba en los Estados Unidos durante su época y me acuerdo que cuando lo asesinaron yo estaba en los Estados Unidos. Viví allí 5 años.
Semblanzas: Sabemos que también en Zambia ¿por qué?
MG: Fui a Zambia para trabajar en la universidad Lusaka que ellos también en esa época estaban necesitando profesores.
Semblanzas: Y qué representó para usted ese encuentro?
MG: Fue impactante en varias formas. Conocer la variedad cultural que existe allí, los idiomas; ver cómo han sobrevivido algunas formas de expresión que son muy nuestras; nuestras vivencias diarias y cómo han sobrevivido después de cientos de años las similitudes; porque siempre uno enfoca las diferencias, y se espera que estando tan separados íbamos a desarrollar una cultura muy distinta a la que uno encontraba allí; yo siempre buscaba las similitudes y cuando caminaba por las calles, mucha gente me identificaba como persona que ellos pensaban que era de allí, y me tocaba decir que quizás en otra vida; fue una experiencia muy importante. Aprendí mucho porque allí había docentes de Gran Bretaña, habían tenido mucha experiencia en trabajar en el extranjero, en varias de sus colonias o ex colonias, así que para mí fue una experiencia muy enriquecedora porque aprendí, no solamente de los africanos, sino de ese conjunto de extranjeros que estaban aportando al desarrollo de África.
Semblanzas: Usted regresa a Panamá en 1973, cómo encaró la batalla por los derechos de la comunidad afro-antillana?
MG : Al regresar a Panamá con estas experiencias, lo primero que sentí fue la falta de reconocimiento a los aportes del negro. Cuando uno abre los libros de historia, los periódicos, los documentos que quedan para la posteridad, no ve figuras negras, no se ve el aporte negro, y yo veía eso como discriminatorio; así que recuerdo que aquí en la Universidad de Panamá, en 1976, se realizó un congreso antropológico. Varios de nosotros, incluyendo a Gerardo Maloney, Alberto Smith y varios otros, que integrábamos en ese entonces el movimiento negro, participamos con esta misma preocupación. Sentimos la necesidad de traer eso a tapete, porque uno no puede corregir un problema sin reconocer que tiene el problema. La sociedad panameña nunca ha querido reconocer que tiene un problema de discriminación contra el negro, así que fuimos los voceros de este movimiento: yo con mi experiencia de haber nacido y crecido en poblaciones segregadas de la zona del canal; también de esa experiencia pude hablar, porque a nosotros no nos permitían comprar en los comisariatos donde compraban los zoneitas blancos, teníamos que circunscribirnos a ciertas comunidades, a ciertas escuelas y a ciertos lugares de esparcimiento.
Semblanzas: ¿Y cuan receptivo fue el congreso?
MG: Recuerdo que Reyna Torres de Araúz estaba en ese congreso y tomó mucha nota de las voces de protesta que estaba escuchando. En ese entonces estaba involucrada en el rescate de algunas áreas para museos, así que ella pidió al Estado el rescate de la Iglesia de la Misión Anglicana para que pudiese ser un museo y logró eso. Se abrió en el año 1980. Junto a Maloney trabajamos en la realización de un Congreso del Negro, con fondos de la UNESCO. Era otro de nuestros aporte, estábamos diciendo estamos aquí, estamos siendo discriminados y queremos poner un fin a eso.
Semblanzas: ¿Cómo se logró la construcción del Museo Afro-antillano?
MG: En el año 1980, en diciembre, abrió sus puertas el museo. Meses después la primera directora Coralia Llorente, vio que no iba a sobrevivir porque no había fondos para su desarrollo. Así que fue a la comunidad, fue hablando con personas como yo, y otras personas, para que se constituyera una sociedad de apoyo al museo. Yo estaba muy inquieta. Sentía la necesidad de aportar algo a la comunidad y aportar algo que respondiera al reconocimiento del negro. En Marzo de 1981 empezamos actividades para crear una conciencia del valor del museo entre nuestra propia gente: empezamos con ferias, con reconocimientos al día de la inauguración del Canal y a todos los obreros afroantillanos que murieron en esa obra. El próximo año nuestra Asociación de Amigos del Museo Afroantillano (SAMAAP) cumple 25 años de labor. En los tiempos de la construcción del canal en los primeros años del siglo XX los afro-antillanos nos constituimos en logias, teníamos asociaciones de beneficencia cuando no existía un seguro social; asociaciones benéficas para cuando se enfermaba la gente y no tenían ingreso; no tenían seguridad social, pero tenían un ingreso para sus familias; cuando morían, tenían un ingreso para poder cubrir los gastos del sepelio. Creo que por no ser una etnia pudiente quizás la sociedad no reconoce nuestro valor. En estos días ví un artículo en el que señalaban a varias asociaciones que han aportado al trabajo del INAC, pero en ningún momento mencionaron la nuestra que por 25 años ha estado contribuyendo al trabajo de ese Instituto, aportando al desarrollo de este museo.
Semblanzas: ¿A parte de la discriminación de la sociedad hacia los afro-antillanos, no se produce a veces cierta auto discriminación?
MG: Yo creo que de eso también ha habido. Nosotros por hablar inglés, muchas veces las personas que hablan español nos dicen que nuestra etnia discrimina contra ellos; porque si estamos en una fiesta juntos, por ejemplo, y hay un grupo mayoritario que habla inglés, siguen hablando ingles y no incluyen a otras personas. A veces los denominados negros hispanos se quejan de eso, se sienten excluidos de los grupos. Creo que el negro afroantillano no es superior a ningún otro ser humano, y que en ocasiones a veces nosotros nos discriminamos.
Semblanzas: ¿Y cómo pueden vencerse estas barreras, cuales son los balances de Melva de Gooding?
MG: Con mucha educación, porque la educación me ha permitido cruzar muchas barreras, muchas fronteras, crecer como seres humanos.
Semblanzas: Cada entrevista que hacemos siempre nos deja una percepción. La realizada a la profesora Melva Lowe de Goodin nos dejó la sensación de haber estado ante una mensajera de muchos años; de personas que han estado esperando, por largo tiempo, su turno para hablar, porque llevan por dentro muchas cosas que decir. Era como si a través de su voz fina y pausada hubiéramos tenido la oportunidad de conversar con la señora Adela o con Miss Mary, o con Berna, con Edí, en medio de los cuales crecimos en Calidonia y San Miguel, y que en ese instante nos decían, hemos aportado, hemos sido gente de trabajo, de paz, decentes, educados; criamos y forjamos hombres de bien, y hemos contribuido a la grandeza de este país; nuestro espacio lo ganamos de manera honrada, con mucha tenacidad y mucho sacrificio, y aquí están nuestras obras, y nuestros hijos no pedimos nada que no hayamos ayudado a construir
(1) Los hombres del "Silver Roll", cap 9, pag. 189. Velma Newton.
Cómo innovar en una era de austeridad
Por Gary Hamel y Gary Getz
Harvard Business School
El crecimiento el verdadero crecimiento depende de la innovación. Por cierto, una gran adquisición puede inflar la línea de ingresos de una empresa, pero no es realmente justo llamar a esto crecimiento; aglomeración sería una mejor palabra. Es poco probable que acuerdos como los usados para aumentar los ingresos de empresas como Tyco, Vivendi, HealthSouth y DaimlerChrysler generen crecimientos superiores a la media por más de unos cuantos años seguidos. Estudie una empresa que haya tenido fuerte crecimiento de los ingresos durante una década o más, y posiblemente encontrará evidencia de una innovación de clase mundial. Quizás la empresa inventó una nueva estructura para el sector, como lo hizo Microsoft cuando "desverticalizó" el sector de computadoras. Tal vez la firma fue pionera en un nuevo y audaz modelo de negocios, como Costco con sus almacenes de descuento superiores. O quizás procreó una numerosa camada de atractivos nuevos productos, como fue el caso de Nokia. Dicho en términos simples, la innovación es el combustible del crecimiento. Cuando a una empresa se le agota la innovación, se queda sin crecimiento.
Y ahí está el problema. Vivimos en una era de austeridad. Cada ítem de cada presupuesto en cada empresa está sometido a un escrutinio permanente. Los presupuestos de innovación no son la excepción. Cada vez más, las unidades de I&D deben negociar su presupuesto directamente con las divisiones operativas clave, con la esperanza de ligar su gasto en investigación a los problemas reales de los clientes. Empresas como IBM están enviando a sus profesionales de I&D a terreno para interactuar directamente con los clientes. Las organizaciones están sometiendo sus nacientes programas de desarrollo a un filtro cada vez más riguroso con el fin de enfocar sus recursos en unos pocos proyectos ganadores. Además, están entrenando a su personal de I&D para pensar en términos comerciales, de manera que los investigadores estén mejor capacitados para decidir si vale la pena desarrollar una idea en primer lugar.
Estas medidas de eficiencia son loables, pero son insuficientes. Una empresa no puede crecer más que sus competidores a menos que pueda innovar más que ellos. Y en estos tiempos de austeridad, eso sólo sucederá si la empresa es capaz de aumentar sustancialmente el rendimiento de sus inversiones en innovación. Para lograr una mejora funcional de esa magnitud no basta con simplemente apretarse un poco el cinturón de I&D. Exige pensar en la productividad de la innovación de una manera fundamentalmente nueva, así como un conjunto de estrategias capaces de rendir mucho más por cada dólar de innovación.
Para aumentar drásticamente los retornos de la innovación, las empresas deben creer que el resultado de la innovación (nuevos procesos, productos, servicios y modelos de negocios) se correlacionan de manera imperfecta con los insumos de la innovación (dinero y talento). Este supuesto es menos ortodoxo de lo que parece a primera vista. Cuando recientemente pedimos a más de 500 ejecutivos altos y medios de grandes empresas estadounidenses que identificaran las mayores barreras a la innovación en sus respectivas organizaciones, la respuesta más común fue "el enfoque de corto plazo", seguida por "la falta de tiempo y recursos". Bajo esta visión, la innovación es altamente dependiente de la inversión, y es la supuesta obsesión de los altos ejecutivos con las ganancias de corto plazo lo que más limita la productividad de la innovación en las empresas. Nosotros creemos que esa visión es errada.
Un cuidadoso análisis de innovadores ultraeficientes revela cinco imperativos para aumentar drásticamente la eficiencia de la innovación. Cada uno de ellos puede encapsularse en un simple ratio:
Eleve la razón de innovadores sobre el número total de empleados. A mayor porcentaje de empleados que se consideren innovadores, cualquiera sea la descripción formal de sus cargos, mayor es el retorno de la innovación.
Eleve la razón de innovaciones radicales sobre innovaciones incrementales. Mientras mayor es la proporción de ideas realmente radicales en la línea de innovación de una empresa, mayor es el beneficio de la innovación.
Eleve la razón de innovación de fuentes externas sobre innovación de fuentes internas. Cuanto mejor la empresa aproveche las ideas y energías de fuentes externas, mejor es su retorno sobre las inversiones en innovación.
Eleve la razón de aprendizaje sobre la inversión en proyectos de innovación. Mientras más eficiente es una empresa en explorar nuevas oportunidades, aprendiendo mucho y arriesgando poco, más eficientes serán sus iniciativas de innovación.
Eleve la razón de compromiso sobre el número de prioridades clave de innovación. Una empresa profundamente comprometida con un número relativamente pequeño de metas de innovación amplias, y consistente con ese compromiso en el tiempo, multiplicará sus recursos de innovación.
Hemos resistido la tentación de convertir estas razones en indicadores detallados. Buscar demasiada precisión en esta primera etapa sólo reducirá las posibilidades de descubrir nuevas y productivas maneras de mejorar estos ratios. En este punto, tres cosas son importantes: que usted entienda los principios que hay detrás de cada razón; que establezca una base amplia para su empresa alrededor de cada ratio, y que se comprometa a mejorar en un orden de magnitud cada una de las cinco dimensiones de productividad de la innovación.
En las páginas siguientes describiremos estos ratios y ofreceremos tácticas específicas que las empresas pueden emplear para aumentarlos. Es importante observar que, si bien encontramos muchos casos en que las empresas mejoraron su desempeño de innovación enfocándose conscientemente en uno o dos de estos impulsores de productividad, no encontramos ninguna empresa que haya trabajado metódicamente para aumentar su desempeño en las cinco dimensiones. Esto es una buena noticia para su empresa. Lo más probable es que sus competidores ni siquiera estén buscando mejoras no lineales de eficiencia en su innovación. Así que su empresa tiene bastante espacio para destacarse, pero sólo si domina el arte de innovar barato.
Libere a sus innovadores Años atrás, J. M. Juran y W. Edwards Deming mostraron que las empresas podían obtener grandes beneficios invirtiendo en las habilidades de resolución de problemas de sus empleados. ¿Por qué, entonces, tan pocas empresas invierten en la capacidad de innovar de sus empleados? Si bien todo el mundo puede ser responsable por la eficiencia y la calidad, los altos ejecutivos todavía ven la innovación como el ámbito de departamentos especializados (I&D y desarrollo de productos) o como el inesperado obsequio de unos pocos soñadores. Aunque la mayoría de las empresas ya no desperdicia el intelecto de sus empleados, muchas todavía pierden una parte sustancial de su imaginación. La manera más barata de conseguir más ideas para la línea de innovación es pedirlas. Cemex, el altamente inventivo fabricante de cemento mexicano, dedica nueve días cada año a recolectar ideas de sus empleados.
Pese a todo ello, el exjugador taurino explicó que se mantendrá con el Envigado y que la meta suya y de su equipo en estos momentos es poder llegar a disputar la gran final en el fútbol colombiano.
Moreno indicó que en el Envigado hay una mezcla de juventud con jugadores de experiencia, que le ha dado buenos resultados.
MG: Cuando llegaron los afro antillanos a Panamá, las escuelas oficiales no estaban bien desarrolladas, tampoco instituciones privadas donde ellos podían mandar a sus hijos; entonces muchos de los inmigrantes que llegaron empezaron a tener escuelitas en las casas, en las iglesias, en otros lugares
Semblanzas: Existían las "Teachers"?
MG: Si las "Teachers", exactamente. Así que esos aportes han sido valiosos al desarrollo de la educación, porque yo conozco muchas personas que hoy en día, por ese tipo de educación que recibieron, pueden leer y escribir bien; comprenden no solamente el inglés sino el español, así que creo que ellos dieron una base muy fuerte en el desarrollo de la educación en panamá.
Semblanzas: ¿Esa educación determinó en mayor o menor medida la incorporación de estos grupos afroantillanos a la sociedad panameña?
MG: Definitivamente, porque una vez tuvieron la opción de entrar a las escuelas públicas y se fueron mezclando, que no estaban aislados en grupos, se fueron conociendo mejor los distintos grupos, y eso iba contribuyendo a una mejor integración de la familia panameña.
Semblanzas: Algunos estudios demuestran que esa incorporación fue en ocasiones un poco dolorosa. Muchos antillanos no vinieron para quedarse en Panamá, muchos quedaron anclados en este país ¿Cómo evalúa Usted estos episodios?.
MG: Creo que cuando hay cambios a veces hay dolor. A la gente a veces le cuesta acostumbrarse a lo nuevo. Le cuesta dejar atrás el pasado. Claro que muchos de los antillanos vinieron con el sueño de hacer plata aquí y regresar a sus países. Cuando llegaron a Panamá, vieron que había facilidades para criar familia y empezar otra vida. Para unos fue una decisión voluntaria, pero para otros fue una decisión de fuerza, porque no tenían la habilidad de regresar o no tenían a dónde. Así que todas esas migraciones y estos cambios si traen sus momentos dolorosos, pero es parte de la vida.
Gold Roll y Silver Roll
Semblanzas: Por lo general, y hasta ahora, cuando se aborda este tema, se reconoce que los afro-antillanos aportaron la mayor parte de la mano de obra en la construcción del primer ferrocarril transistmico (1850-1855) y luego en el Canal de Panamá (1904-1914). Pero hasta allí. Lo que deja una percepción de anonimato respecto a estos trabajadores, sin considerar que una cosa engendró otra. ¿Quiénes eran? ¿De dónde venían? ¿Por qué deben ser considerados como forjadores de lo que es hoy la nación panameña?
Procedían de las Antillas Británicas. Dos territorios continentales y un número plural de islas que se extienden en un arco desde Belice en América Central, hasta Guyana en el continente suramericano, lo que constituye una distancia de aproximadamente 3. 000 millas. Eran parte de esa diáspora desgarrada del continente africano.
Velma Newton, una acuciosa investigadora barbadiense, en su obra Los Hombres del Silver Roll, hace suya la división histórico-demográfica de esa región, elaborada por G. W. Roberts, y sitúa la llegada de los afroantillanos a Panamá en la cuarta emigración, entre 1880 y 1921. "fue el primer gran movimiento migratorio de la región hacia un país extrajero", sostiene, aun cuando ya desde 1846 habían comenzado a movilizarse hacia el istmo.
¿Qué los motivó? Velma advierte que "En general, ha predominado la hipótesis de las fuerzas externas e internas, la cual sugiere que la migración obedece al desequilibrio socioeconómico entre regiones donde ciertos factores impulsan a las personas a abandonar la región de origen (fuerzas internas) y otros los atraen hacia el área de destino (fuerzas externas)".
En el caso antillano, a la base de ese movimiento estuvo un alto desempleo y un subempleo producido por la disminución de la industria azucarera en las islas, la falta de oportunidades de trabajo, los bajos salarios y las presiones demográficas, y las opciones que ofrecían los trabajos en Panamá.
Los trabajadores antillanos llegaron a representar cerca de un 90% de la mano de obra en los períodos de mayor actividad. Las relaciones sociales sin embargo estuvieron marcadas por un acentuado sistema de discriminación, que tuvo expresiones en todos los niveles de vida de esa etnia. Velma Newton los describe así:
Luego de observar las relaciones raciales en la Zona del Canal de Panamá en 1912, el periodista estadounidense Harry Franck llegó a la conclusión de que "Panamá está ubicada al sur de la línea Mason-Dixon". (449) La conclusión tiene plena justificación; para entonces, la CCI y los estadounidenses blancos que conformaban la élite, es decir, los brahmanes de la Zona, habían logrado implantar allí un sistema de segregación similar al que legalmente imperaba en Mississippi, Georgia y Alabama. Según ese sistema, a los europeos no calificados y a los antillanos se les trataba como seres inferiores: los primeros, separados de los americanos por factores económicos y los segundos, por factores económicos y raciales. La segregación se institucionalizó mediante el uso de los términos "gold" blancos (los estadounidenses blancos) y "silver" (los europeos blancos y los negros), y no "negro" y "blanco". 450 No podrían utilizarse estos últimos ya que agruparía a los estadounidenses blancos con los obreros europeos a quines consideraban inferiores económica y socialmente.
Se pagaba a los empleados del "gold roll", en su mayoría estadounidenses blancos que ejercían puestos de supervisión a mano de obra calificada, en moneda de oro estadounidense, mientras que a los empleados del "silver roll", la mano de obra no calificada, en su mayoría blancos no estadounidenses y toda persona de piel oscura, se les pagaba en moneda de plata panameña, cuyo valor era la mitad de la moneda estadounidense. (1)
¿Quién es Melva Lowe de Goodin?
Una panameña de origen jamaicano que nació en Red Thank, antigua Zona del Canal, y que hoy es la Directora del Departamento de Inglés de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, y fue catedrática en la Florida State University.
Sus abuelos llegaron al Istmo para la construcción del Canal, y es hija de Oscar Lowe, ya fallecido, y Matilde Wilson de Lowe, que cuenta con 91 años. Melva es la tercera de cinco hermanos.
Egresada del Connecticut College for Woman, y después terminó una maestría en la universidad de Wisconsin en Madison. Es una activista permanente a favor de los derechos y reivindicaciones de la comunidad afro-antillana, y está casada con el conocido economista Orville K. Goodin.
"mi infancia fue bastante dedicada a los estudios. Lo que más recuerdo de mi infancia es que vivía al lado de unos vecinos cuya hija mayor era maestra. Entonces desde los 4 años ella me tomaba como se dice bajo sus alas, y me enseñaba a leer. Antes de entrar a Kinder Garden yo sabía leer, porque ella practicaba conmigo. Gracias a Dios que en las barriadas de la Zona teníamos las facilidades de bibliotecas y recuerdo la importancia que tuvo eso para mí, desarrollé un hábito por la lectura a temprana edad. Es lo que me gustaría ver en Panamá, que existiera una cultura de la lectura iba los fines de semana a la biblioteca y sacaba novelas, y como no había televisión, yo pasaba todos los fines de semana rodeada de libros y entretenida con libros. ", dijo
Semblanzas: ¿Y el aspecto laboral?
MG: En el campo laboral, que es donde siempre mencionan al afroantillano. La contribución que él hace en la construcción del canal, en la construcción del ferrocarril, el trabajo duro que hacía, eso es importante. Pero también es importante señalar que trajo una ética laboral, principios que había adquirido a través de sus experiencias en las antillas. Trajo, por ejemplo, que uno no se pierde después de que le pagan, es decir uno tiene una responsabilidad de llegar todos los días al trabajo, durante cierta hora y cumplir con sus responsabilidades. Así que esa ética laboral me parece que fue una de las contribuciones y no solamente por el lado del obrero, sino también por el lado del empleador. El afro-antillano sabía reconocer cuando se le estaba explotando y organizaba sus huelgas.
Semblanzas: ¿Qué motiva estas huelgas?
MG: Las huelgas buscaban muchas reivindicaciones para el obrero, porque se veían las desventajas, los salarios, los días que él tenia que trabajar; si se enfermaba no le pagaban, la falta de cierta seguridad social para la familia que él tenía, si algo le sucediera en el trabajo; así que había muchos puntos que la huelga estaba buscando para mejorar las condiciones laborales para el trabajador.
Semblanzas: ¿Usted ha hablado de los aportes en el sector empresarial, cuáles?
MG: Aunque los antillanos no son reconocidos por ser un grupo étnico pudiente, yo siento que ellos dieron una base para el desarrollo de muchas empresas. Fueron muchos los contadores, secretarias, secretarios, para inicios de empresas y también ellos mismos iniciaron empresas. Las mujeres que vinieron, por ejemplo, no fueron contratadas. Si querían estar en Panamá tenían que venir y hacer su propia vida, su propia forma de cómo lograr un ingreso. Muchas de ellas se dedicaron a la pastelería, haciendo dulces, o cocinando en casas de familias. Había mujeres que tenían el arte de la modistería y hacían trajes de gala. Las primeras lavanderías privadas en el país aparecieron cuando los obreros necesitaban ropa limpia. Al principio teníamos cuentos de obreros que trabajaban días con la misma ropa, y cuando se la quitaban daba tanto asco que simplemente la botaban y compraban una nueva. Contar con una persona que le podía lavar y planchar su ropa le permitía al obrero hacer cambio de ropa.
Semblanzas: ¿Y en la dieta del panameño?
MG: Todo el mundo nos reconoce por la gastronomía. Cuando se habla del "saos", del arroz con guandú con coco, de las torrejitas de bacalao, a uno se le hace agua la boca porque en un lugar de nuestros recuerdos siempre tenemos esas memorias. Como yo, por ejemplo soy de descendencia jamaicana, mis abuelas, mi familia somos jamaicanos. Una de las comidas de Jamaica, es el bacalao con aki, y yo tengo un amor por ese plato y siento que muchos panameños, aunque no se identifiquen con la etnia, si se identifican con la comida, con el sabor de la comida y esto lo hemos palpado muchas veces en la feria antillana. El Patí es otra cosa, todos están en la memoria cultural que todos nosotros llevamos aunque somos afro-antillanos o no, por eso digo que esos son nuestros aportes a la cultura.
Semblanzas: ¿Ha habido aportes en lo religioso?
MG: Si. Este ha sido otro aporte muy fuerte de la cultura afro-antillana. Hoy en día en Panamá existen muchas iglesias evangélicas, pero fuimos los afro-antillanos quienes trajimos primeramente la diversidad de cultos religiosos al país. No solamente trajimos las iglesias, como la anglicana que tiene sus orígenes europeos, la metodista que también tiene su origen europeo, sino también trajimos otras formas diversas de religión, con expresiones espirituales que conllevan muchos de los ritos africanos que hemos llevado por siglos o por generaciones.
Semblanzas: Al principio también nos habló de la música
MG: También, la música en todas las formas, el calipso, hasta hoy en el día uno siente esos aporte afroantillanos, el reggue, la soca, todas esas formas musicales.
Semblanzas: Hay quienes piensan que pese a estos aportes, la etnia afro-antillana de una u otra manera ha sido victima de cierta segregación?
MG: La discriminación racial todavía existe y existe porque como seres humanos ciertos grupos llegan a pensar que son mejores que otros grupos; como tradicionalmente se ha excluido al negro, se ha discriminado contra el negro, desde la cultura europea, la cultura ha excluido al negro, ha discriminado. Panamá no ha sido diferente y el negro no puede esconderse, quizás hay unos de nosotros que tenemos el color mas oscuro que otros, pero como reza el dicho: el color es accidente pero el pelo no miente; las mujeres tenemos que correr todas las semanas al salón de belleza para usar el alisset, para esconder las señales, ¿y tu abuela donde está?. A veces mantenemos escondidas a las abuelas, pero a lo que voy es que simplemente el hombre negro tiene rasgos físicos muy difíciles a esconder. Por eso ha sido el blanco de muchas prácticas discriminatorias porque las sociedades siempre han buscado grupos humanos para mantenerlos en cierto nivel o sin que se desarrollen, para que puedan llevar a cabo ciertas tareas que esos grupos no quieren llevar a cabo. No podemos esclavizar a una persona sin quedarse esclavizado uno mismo, así que yo creo que en ese sentido estamos avanzando pero todavía en Panamá hay formas discriminatorias de hablar, no solamente del negro, sino del cholito, del chino. Hay formas de trato que son discriminatorias, y mucho gira alrededor del hecho de que piensan de que esto grupos no pueden aportar económicamente y eso no es cierto. Se ha demostrado y se sigue demostrando que al darles la oportunidad desarrollan la capacidad y contribuyen de igual forma.
Semblanzas: ¿Ha dedicado Usted parte de su actividad al rescate de estos aportes?
MG: Debo empezar diciendo que pasé mucho tiempo en los Estados Unidos, en los años 60 y 70 durante el período en que los negros en estaban demandado de la sociedad sus derechos civiles. Participé como estudiante en muchas de las demostraciones que se llevaban a cabo en varios lugares en los Estados Unidos; asistí a varias reuniones y comprendí por qué muchas veces la gente nos discriminan y nosotros no nos damos cuenta que estamos siendo discriminados; así que esa experiencia me enseñó mucho. También tuve la oportunidad de vivir en África por unos años, en Zambia, entonces también conocí un poco del ambiente africano, de las luchas de los pueblos africanos.
Semblanzas: ¿Conoció Usted a Martín Lutter King?
MG: No lo conocí personalmente, pero si conocí al movimiento. Estaba en los Estados Unidos durante su época y me acuerdo que cuando lo asesinaron yo estaba en los Estados Unidos. Viví allí 5 años.
Semblanzas: Sabemos que también en Zambia ¿por qué?
MG: Fui a Zambia para trabajar en la universidad Lusaka que ellos también en esa época estaban necesitando profesores.
Semblanzas: Y qué representó para usted ese encuentro?
MG: Fue impactante en varias formas. Conocer la variedad cultural que existe allí, los idiomas; ver cómo han sobrevivido algunas formas de expresión que son muy nuestras; nuestras vivencias diarias y cómo han sobrevivido después de cientos de años las similitudes; porque siempre uno enfoca las diferencias, y se espera que estando tan separados íbamos a desarrollar una cultura muy distinta a la que uno encontraba allí; yo siempre buscaba las similitudes y cuando caminaba por las calles, mucha gente me identificaba como persona que ellos pensaban que era de allí, y me tocaba decir que quizás en otra vida; fue una experiencia muy importante. Aprendí mucho porque allí había docentes de Gran Bretaña, habían tenido mucha experiencia en trabajar en el extranjero, en varias de sus colonias o ex colonias, así que para mí fue una experiencia muy enriquecedora porque aprendí, no solamente de los africanos, sino de ese conjunto de extranjeros que estaban aportando al desarrollo de África.
Semblanzas: Usted regresa a Panamá en 1973, cómo encaró la batalla por los derechos de la comunidad afro-antillana?
MG : Al regresar a Panamá con estas experiencias, lo primero que sentí fue la falta de reconocimiento a los aportes del negro. Cuando uno abre los libros de historia, los periódicos, los documentos que quedan para la posteridad, no ve figuras negras, no se ve el aporte negro, y yo veía eso como discriminatorio; así que recuerdo que aquí en la Universidad de Panamá, en 1976, se realizó un congreso antropológico. Varios de nosotros, incluyendo a Gerardo Maloney, Alberto Smith y varios otros, que integrábamos en ese entonces el movimiento negro, participamos con esta misma preocupación. Sentimos la necesidad de traer eso a tapete, porque uno no puede corregir un problema sin reconocer que tiene el problema. La sociedad panameña nunca ha querido reconocer que tiene un problema de discriminación contra el negro, así que fuimos los voceros de este movimiento: yo con mi experiencia de haber nacido y crecido en poblaciones segregadas de la zona del canal; también de esa experiencia pude hablar, porque a nosotros no nos permitían comprar en los comisariatos donde compraban los zoneitas blancos, teníamos que circunscribirnos a ciertas comunidades, a ciertas escuelas y a ciertos lugares de esparcimiento.
Semblanzas: ¿Y cuan receptivo fue el congreso?
MG: Recuerdo que Reyna Torres de Araúz estaba en ese congreso y tomó mucha nota de las voces de protesta que estaba escuchando. En ese entonces estaba involucrada en el rescate de algunas áreas para museos, así que ella pidió al Estado el rescate de la Iglesia de la Misión Anglicana para que pudiese ser un museo y logró eso. Se abrió en el año 1980. Junto a Maloney trabajamos en la realización de un Congreso del Negro, con fondos de la UNESCO. Era otro de nuestros aporte, estábamos diciendo estamos aquí, estamos siendo discriminados y queremos poner un fin a eso.
Semblanzas: ¿Cómo se logró la construcción del Museo Afro-antillano?
MG: En el año 1980, en diciembre, abrió sus puertas el museo. Meses después la primera directora Coralia Llorente, vio que no iba a sobrevivir porque no había fondos para su desarrollo. Así que fue a la comunidad, fue hablando con personas como yo, y otras personas, para que se constituyera una sociedad de apoyo al museo. Yo estaba muy inquieta. Sentía la necesidad de aportar algo a la comunidad y aportar algo que respondiera al reconocimiento del negro. En Marzo de 1981 empezamos actividades para crear una conciencia del valor del museo entre nuestra propia gente: empezamos con ferias, con reconocimientos al día de la inauguración del Canal y a todos los obreros afroantillanos que murieron en esa obra. El próximo año nuestra Asociación de Amigos del Museo Afroantillano (SAMAAP) cumple 25 años de labor. En los tiempos de la construcción del canal en los primeros años del siglo XX los afro-antillanos nos constituimos en logias, teníamos asociaciones de beneficencia cuando no existía un seguro social; asociaciones benéficas para cuando se enfermaba la gente y no tenían ingreso; no tenían seguridad social, pero tenían un ingreso para sus familias; cuando morían, tenían un ingreso para poder cubrir los gastos del sepelio. Creo que por no ser una etnia pudiente quizás la sociedad no reconoce nuestro valor. En estos días ví un artículo en el que señalaban a varias asociaciones que han aportado al trabajo del INAC, pero en ningún momento mencionaron la nuestra que por 25 años ha estado contribuyendo al trabajo de ese Instituto, aportando al desarrollo de este museo.
Semblanzas: ¿A parte de la discriminación de la sociedad hacia los afro-antillanos, no se produce a veces cierta auto discriminación?
MG: Yo creo que de eso también ha habido. Nosotros por hablar inglés, muchas veces las personas que hablan español nos dicen que nuestra etnia discrimina contra ellos; porque si estamos en una fiesta juntos, por ejemplo, y hay un grupo mayoritario que habla inglés, siguen hablando ingles y no incluyen a otras personas. A veces los denominados negros hispanos se quejan de eso, se sienten excluidos de los grupos. Creo que el negro afroantillano no es superior a ningún otro ser humano, y que en ocasiones a veces nosotros nos discriminamos.
Semblanzas: ¿Y cómo pueden vencerse estas barreras, cuales son los balances de Melva de Gooding?
MG: Con mucha educación, porque la educación me ha permitido cruzar muchas barreras, muchas fronteras, crecer como seres humanos.
Semblanzas: Cada entrevista que hacemos siempre nos deja una percepción. La realizada a la profesora Melva Lowe de Goodin nos dejó la sensación de haber estado ante una mensajera de muchos años; de personas que han estado esperando, por largo tiempo, su turno para hablar, porque llevan por dentro muchas cosas que decir. Era como si a través de su voz fina y pausada hubiéramos tenido la oportunidad de conversar con la señora Adela o con Miss Mary, o con Berna, con Edí, en medio de los cuales crecimos en Calidonia y San Miguel, y que en ese instante nos decían, hemos aportado, hemos sido gente de trabajo, de paz, decentes, educados; criamos y forjamos hombres de bien, y hemos contribuido a la grandeza de este país; nuestro espacio lo ganamos de manera honrada, con mucha tenacidad y mucho sacrificio, y aquí están nuestras obras, y nuestros hijos no pedimos nada que no hayamos ayudado a construir
(1) Los hombres del "Silver Roll", cap 9, pag. 189. Velma Newton.
Cómo innovar en una era de austeridad
Por Gary Hamel y Gary Getz
Harvard Business School
El crecimiento el verdadero crecimiento depende de la innovación. Por cierto, una gran adquisición puede inflar la línea de ingresos de una empresa, pero no es realmente justo llamar a esto crecimiento; aglomeración sería una mejor palabra. Es poco probable que acuerdos como los usados para aumentar los ingresos de empresas como Tyco, Vivendi, HealthSouth y DaimlerChrysler generen crecimientos superiores a la media por más de unos cuantos años seguidos. Estudie una empresa que haya tenido fuerte crecimiento de los ingresos durante una década o más, y posiblemente encontrará evidencia de una innovación de clase mundial. Quizás la empresa inventó una nueva estructura para el sector, como lo hizo Microsoft cuando "desverticalizó" el sector de computadoras. Tal vez la firma fue pionera en un nuevo y audaz modelo de negocios, como Costco con sus almacenes de descuento superiores. O quizás procreó una numerosa camada de atractivos nuevos productos, como fue el caso de Nokia. Dicho en términos simples, la innovación es el combustible del crecimiento. Cuando a una empresa se le agota la innovación, se queda sin crecimiento.
Y ahí está el problema. Vivimos en una era de austeridad. Cada ítem de cada presupuesto en cada empresa está sometido a un escrutinio permanente. Los presupuestos de innovación no son la excepción. Cada vez más, las unidades de I&D deben negociar su presupuesto directamente con las divisiones operativas clave, con la esperanza de ligar su gasto en investigación a los problemas reales de los clientes. Empresas como IBM están enviando a sus profesionales de I&D a terreno para interactuar directamente con los clientes. Las organizaciones están sometiendo sus nacientes programas de desarrollo a un filtro cada vez más riguroso con el fin de enfocar sus recursos en unos pocos proyectos ganadores. Además, están entrenando a su personal de I&D para pensar en términos comerciales, de manera que los investigadores estén mejor capacitados para decidir si vale la pena desarrollar una idea en primer lugar.
Estas medidas de eficiencia son loables, pero son insuficientes. Una empresa no puede crecer más que sus competidores a menos que pueda innovar más que ellos. Y en estos tiempos de austeridad, eso sólo sucederá si la empresa es capaz de aumentar sustancialmente el rendimiento de sus inversiones en innovación. Para lograr una mejora funcional de esa magnitud no basta con simplemente apretarse un poco el cinturón de I&D. Exige pensar en la productividad de la innovación de una manera fundamentalmente nueva, así como un conjunto de estrategias capaces de rendir mucho más por cada dólar de innovación.
Para aumentar drásticamente los retornos de la innovación, las empresas deben creer que el resultado de la innovación (nuevos procesos, productos, servicios y modelos de negocios) se correlacionan de manera imperfecta con los insumos de la innovación (dinero y talento). Este supuesto es menos ortodoxo de lo que parece a primera vista. Cuando recientemente pedimos a más de 500 ejecutivos altos y medios de grandes empresas estadounidenses que identificaran las mayores barreras a la innovación en sus respectivas organizaciones, la respuesta más común fue "el enfoque de corto plazo", seguida por "la falta de tiempo y recursos". Bajo esta visión, la innovación es altamente dependiente de la inversión, y es la supuesta obsesión de los altos ejecutivos con las ganancias de corto plazo lo que más limita la productividad de la innovación en las empresas. Nosotros creemos que esa visión es errada.
Un cuidadoso análisis de innovadores ultraeficientes revela cinco imperativos para aumentar drásticamente la eficiencia de la innovación. Cada uno de ellos puede encapsularse en un simple ratio:
Eleve la razón de innovadores sobre el número total de empleados. A mayor porcentaje de empleados que se consideren innovadores, cualquiera sea la descripción formal de sus cargos, mayor es el retorno de la innovación.
Eleve la razón de innovaciones radicales sobre innovaciones incrementales. Mientras mayor es la proporción de ideas realmente radicales en la línea de innovación de una empresa, mayor es el beneficio de la innovación.
Eleve la razón de innovación de fuentes externas sobre innovación de fuentes internas. Cuanto mejor la empresa aproveche las ideas y energías de fuentes externas, mejor es su retorno sobre las inversiones en innovación.
Eleve la razón de aprendizaje sobre la inversión en proyectos de innovación. Mientras más eficiente es una empresa en explorar nuevas oportunidades, aprendiendo mucho y arriesgando poco, más eficientes serán sus iniciativas de innovación.
Eleve la razón de compromiso sobre el número de prioridades clave de innovación. Una empresa profundamente comprometida con un número relativamente pequeño de metas de innovación amplias, y consistente con ese compromiso en el tiempo, multiplicará sus recursos de innovación.
Hemos resistido la tentación de convertir estas razones en indicadores detallados. Buscar demasiada precisión en esta primera etapa sólo reducirá las posibilidades de descubrir nuevas y productivas maneras de mejorar estos ratios. En este punto, tres cosas son importantes: que usted entienda los principios que hay detrás de cada razón; que establezca una base amplia para su empresa alrededor de cada ratio, y que se comprometa a mejorar en un orden de magnitud cada una de las cinco dimensiones de productividad de la innovación.
En las páginas siguientes describiremos estos ratios y ofreceremos tácticas específicas que las empresas pueden emplear para aumentarlos. Es importante observar que, si bien encontramos muchos casos en que las empresas mejoraron su desempeño de innovación enfocándose conscientemente en uno o dos de estos impulsores de productividad, no encontramos ninguna empresa que haya trabajado metódicamente para aumentar su desempeño en las cinco dimensiones. Esto es una buena noticia para su empresa. Lo más probable es que sus competidores ni siquiera estén buscando mejoras no lineales de eficiencia en su innovación. Así que su empresa tiene bastante espacio para destacarse, pero sólo si domina el arte de innovar barato.
Libere a sus innovadores Años atrás, J. M. Juran y W. Edwards Deming mostraron que las empresas podían obtener grandes beneficios invirtiendo en las habilidades de resolución de problemas de sus empleados. ¿Por qué, entonces, tan pocas empresas invierten en la capacidad de innovar de sus empleados? Si bien todo el mundo puede ser responsable por la eficiencia y la calidad, los altos ejecutivos todavía ven la innovación como el ámbito de departamentos especializados (I&D y desarrollo de productos) o como el inesperado obsequio de unos pocos soñadores. Aunque la mayoría de las empresas ya no desperdicia el intelecto de sus empleados, muchas todavía pierden una parte sustancial de su imaginación. La manera más barata de conseguir más ideas para la línea de innovación es pedirlas. Cemex, el altamente inventivo fabricante de cemento mexicano, dedica nueve días cada año a recolectar ideas de sus empleados.
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