Mediación
Diplomacia preventiva, legado de Contadora
Pese a la finalización de la Guerra Fría, el mundo aún se debate ante la incertidumbre de una conflagración nuclear, entre amenazas directas, no solo en el
- - Publicado: 28/4/2013 - 11:31 pm
Pese a la finalización de la Guerra Fría, el mundo aún se debate ante la incertidumbre de una conflagración nuclear, entre amenazas directas, no solo en el Medio Oriente ante un ataque de Israel a Irán que contaría con la luz verde del Pentágono como ha ratificado Chuck Hagel, nuevo Secretario de Defensa estadounidense, sino ante las amenazas de Corea del Norte en su maniobra para posicionarse ventajosamente en una negociación en el contexto de las Seis Bandas. Hagel ha cerrado un trato billonario en ventas de armas para Israel, Los Emiratos Unidos Árabes y Arabia Saudita, irónicamente mientras se aboga por el desarme nuclear se alienta al mismo tiempo la venta de arsenales convencionales de destrucción masiva.
Estos escenarios de tensiones internacionales nos recuerdan lo efectivo que puede ser una mediación de países de cada entorno regional para conjurar los peligros de una guerra. Precisamente en enero de 1983, los cancilleres de Venezuela, Colombia, México y Panamá se reunieron en Contadora y suscribieron una Declaración con el objetivo de buscar la pacificación de América Central, en particular la finalización de las guerras civiles de El Salvador y Guatemala, y del enfrentamiento entre Nicaragua y Estados Unidos. Su propósito fue promover vías del diálogo, a fin de sustraer el conflicto centroamericano de las contradicciones de la Guerra Fría.
En septiembre de 1983 se firma un Documento de Objetivos, de 21 puntos, que fue el referente de las acciones procedimentales que años más tarde culminaron en la firma de los Acuerdos de Paz de Esquipulas.
Allí se destacan acciones para desarme y desactivación de organizaciones guerrilleras, proscripción de bases e instructores militares extranjeros y prohibición del uso de territorio de un país para desestabilizar a otro. En junio de 1984, se aprueba el "Acta de Contadora para la Paz y Cooperación en Centroamérica", y en 1985, en Lima, presidentes de Argentina, Brasil, Uruguay y Perú crean el Grupo de Apoyo a Contadora.
Contadora evolucionó del Grupo de los Ocho al Grupo de Río como mecanismo de concertación política, empeñado en impulsar la acción complementaria de los procesos de integración y cooperación hemisférica. El balance más significativo, tras 30 años de esta iniciativa diplomática, es su contribución a la pacificación de las naciones centroamericanas, como ejemplo de una diplomacia comprometida con la paz, seguridad y desarrollo. El pragmatismo inspirado en la solución pacífica de las controversias logró despejar temores construyendo un marco conciliatorio respetado por todas las partes.
La experiencia histórica de Contadora encaró los conflictos generados por la injusticia y la inequidad de élites gobernantes, factores estos que fueron fermentando el caldo de cultivo de la inestabilidad política. La institucionalidad democrática en los últimos 20 años ha tenido avances sustantivos, salvo la desafortunada salida de un presidente en pijamas, las elecciones se han realizado con la alternancia del poder sin mayores sobresaltos, incluso se ha traducido en el desarrollo, la cooperación entre gobiernos y la sociedad civil, así como en el renovado impulso al proceso de integración.
Desde la perspectiva panameña, Contadora fue crucial, porque respondía a la visión estratégica inspirada en facilitar cambios pacíficos para evitar revoluciones violentas. Esta premisa en la prevención de conflictos evitó que la crisis se extendiera a Colombia, impidiendo que Panamá fuese arrastrada a la violencia y que se trastocara el cumplimiento de los Tratados Torrijos-Carter.
Después de 30 años de la creación del Grupo de Contadora, puede concluirse en que esta iniciativa, inspirada en la vocación pacifista y concertadora del país, fue la más importante inversión de capital, político y diplomático para el logro de la estabilidad regional. A tal punto que el país, tras el doloroso trauma de una invasión militar, recibe y asume la administración del Canal, y optimizó en pocos años su funcionamiento con la mayor inversión pública de la región, modernizando sus instalaciones portuarias para posicionarse como el centro multimodal más importante del hemisferio, confirmando la visión estratégica de que una diplomacia preventiva bien ejecutada reditúa ostensibles beneficios en la estabilidad y prosperidad de la nación y de la región.
Los aportes de Contadora a favor de la paz son indiscutibles y su legado debe ser emulado en otros focos de conflictos como Siria, Palestina, Irán y Corea del Norte como un eficaz mecanismo inspirado en el diálogo constructivo hacia la proscripción del uso de la fuerza, el desarme y la solución pacífica de las controversias, partes esenciales de la diplomacia preventiva.
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