No camines solo
Monseñor Rómulo Emiliani | [email protected] |No camines solo ni mal acompañado. Solo no porque Dios nos creó para vivir en comunidad. Somos personas hechas para convivir, dialogar, compartir.
No camines solo ni mal acompañado. Solo no porque Dios nos creó para vivir en comunidad. Somos personas hechas para convivir, dialogar, compartir.
Uno de los males que aquejan a la sociedad actual es el de actuar como borregos, como animalitos que "alguien misterioso" conduce a rediles que son prisiones.
En sus letras, el afamado físico asegura que Dios no pudo haber creado el universo y la ciencia 'reemplaza' a la religión.
Hasta que llegó el tiempo de su manifestación plena en la tierra, con el bautismo en el Jordán, previo los cuarenta días en el desierto.
Todo fue creado, no por razón del objeto, sino el objeto en razón y en función del hombre, del ser humano. No hay mayor explicación.
El pecado de omisión lo cometió el sacerdote judío de la parábola del buen samaritano al pasar de largo cuando estaba medio muerto su hermano de religión.
Quizá el pecado más reprochado, más señalado por su gravedad en el Antiguo Testamento es el de la idolatría.
La nobleza, la fidelidad y la honestidad son virtudes que enaltecen toda relación humana.
Necesitamos comunicarnos, escuchar, ser escuchados. Nacimos para la comunicación y la comunión.
Es necesario desde la fe, la inteligencia y el análisis de la realidad darle un sentido profundo a lo que sucede.
Jesús lo dijo: quien encuentre un gran tesoro, que venda todo lo que tenga y compre el campo donde está para aquirirlo.
Eso nos empobrece, nos frustra a la larga, nos entristece. Tenemos hambre de Dios, de trascendencia, de eternidad. Estamos hechos para Dios.
Cuando Jesús te dice que antes de poner la ofrenda en el altar te reconcilies con tu hermano; o cuanto te manda que perdones setenta veces siete.
La gran noticia, la más grande noticia que se ha dado y se dará es que El ha resucitado y nosotros resucitaremos.
No te preocupes, no te angusties, no te desesperes, que Dios nunca será vencido. El combate se torna fiero; Satanás lanza todas sus huestes para destruirte.
Al principio nos trataron como desalmados, criminales, salvajes. Aun hoy día quedan algunos que no abandonan estos epítetos en nuestra contra.