Participación
Política y discapacidad
Los discapacitados necesitamos salir de la sombra, estar adentro, participando, es decir debatiendo, analizando, recomendando y por qué no, también discrepando con aquellos que se autonombran representantes de las personas con discapacidad...
- Elodia Muñoz
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- - Publicado: 05/2/2019 - 12:00 am
Si bien es cierto que la política tiene sus detractores, con aquel mensaje de que la política insita a la corrupción, la coima y el juegavivo y, sobre todo, aquel que se jacta de solvencia moral no debe ni puede involucrarse en política.
No creo verás este principio, con veinticinco años de servidora pública, vamos descubriendo que la indiferencia política no es buena consejera, resulta especialmente perjudicial para luchar y salvaguardar los objetivos en beneficio de las personas con discapacidad.
Los discapacitados necesitamos salir de la sombra, estar adentro, participando, es decir debatiendo, analizando, recomendando y por qué no, también discrepando con aquellos que se autonombran representantes de las personas con discapacidad, pretendiendo llevar unilateralmente la bandera de la discapacidad, dejando de lado los verdaderos intereses del movimiento de la discapacidad y su maltrecha igualdad de oportunidades.
Sin embargo, el compromiso político se convierte en la única herramienta posible para transformar los marcos dentro de los que se ejerce el poder.
No existe posibilidad de avanzar en la consolidación democrática de las instituciones sobre las que descansan la justicia social y los derechos de las personas con discapacidad sin el concurso de los discapacitados.
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No obstante, es importante reconocer que el ejercicio de la política no debe tener nombres, apellidos o etiquetas, puesto que quien la ejerza debe ser de acuerdo con su estatura ética y sus valores.
Por ello es importante rescatarla y realizar el arduo trabajo de quitarle ese manto oscuro que hoy la cubre.
Nadie, absolutamente nadie tiene derecho a impedir, condicionar o limitar la participación de las personas con discapacidad, tanto en el desarrollo de políticas atinentes a la discapacidad, así como a los cargos de alta dirección, pero será esa participación la única y principal responsable de romper los paradigmas que hoy nos marginan.
Ahora bien, si a la persona con discapacidad se le mantiene un ejercicio político opaco, marginado y pasivo, no participa, no se integra y no se involucra organizadamente para garantizar su representatividad en las más altas esferas del poder, entonces continuaremos en el mismo tejemaneje, provocaremos la concentración del poder casi absoluto en manos de grupos y movimientos partidistas, interesados por monopolizarlo y aprovecharse de él.
Nada Más.
Comunicadora Social.
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