Análisis
El origen de la corrupción
También se tiene que calificar como corrupción la permanente especulación de precios que mantienen los comerciantes, sobre todo los vinculados a las importaciones, que encarecen artificialmente el costo de la canasta básica...
- Juan Jované
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- - Publicado: 15/11/2017 - 12:00 am
Entre los principales temas que hoy atraen la atención de la opinión pública está el problema de la corrupción. Se trata, como es conocido, de un problema con profundas implicaciones negativas, las cuales no solo se refieren al ámbito de la ética, sino también al de la economía. La misma conlleva, en esta última esfera, a una muy notable pérdida de recursos públicos actuales y futuros, que empobrecen la nación, limitan las posibilidades de atender con recursos públicos las necesidades básicas de la población y comprometen a las futuras generaciones. Dada la importancia de este fenómeno, resulta de interés tratar de ubicar su origen básico. Si empezamos por la extensión del fenómeno, recordando que de acuerdo con la Real Academia "corromper" significa "echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo", se llega a la conclusión de que se trata de un problema de amplio alcance. Su forma más conocida es el delito de "corrupción de funcionario", en el que elementos del sector de la empresa privada y del sector público entran en colusión para enriquecerse ilícitamente a costa del erario. Un ejemplo de esto es el escándalo de la empresa Odebrecht, el que muestra cómo una sola empresa es capaz de corromper a un gran número de funcionarios en diversos países.
Sin embargo, esta última no es la única forma de corrupción. Existe en nuestro país, para dar otro ejemplo, el caso de algunos empresarios inescrupulosos que manejan empresas del sector formal, quienes han evitado inscribir a 87 mil 736 trabajadores y trabajadoras en la Caja de Seguro Social, generando, además, altos niveles de evasión fiscal. También se tiene que calificar como corrupción la permanente especulación de precios que mantienen los comerciantes, sobre todo los vinculados a las importaciones, que encarecen artificialmente el costo de la canasta básica, así como la acción de aquellos empresarios que provocan el creciente deterioro ambiental de nuestro país. Claro está que todo esto se hace con la complicidad de las autoridades que pasivamente permiten estos abusos, o simplemente no cumplen con la responsabilidad de investigar los hechos, generando una lamentable situación de justicia selectiva e ineficiente.
Lo anterior facilita establecer la causa fundamental que explica la situación de corrupción extendida. Esta se encuentra en la estructura de un sistema, cuya motivación básica es el lucro monetario creciente, que debe obtenerse a cualquier precio. Se trata de un régimen que, de acuerdo con sus máximos defensores como lo es el caso de F. Hayek, considera que la solidaridad es un sentimiento atávico, carente de todo sentido de actualidad, que debe ser reemplazado por la competencia brutal y feroz entre los seres humanos. Esta estructura, basada en la búsqueda incesante del lucro, ha promovido sistemas electorales y de gobierno en los que el sentido de la democracia se ha perdido, dando lugar a situaciones en que los gobiernos corruptos actúan sistemáticamente para complacer a quienes dominan la esfera económica.
Combatir la corrupción implica, entonces, enfrentarse al sistema para generar una nueva civilización centrada en la solidaridad y el respeto a la naturaleza.
Investigador en el CIFHU de la Universidad de Panamá.
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