Contra la injusticia
El momento de la acción
...no se trata de humillar al oponente, pero sí se trata de mostrar la realidad como una situación que en efecto atenta contra la dignidad y los derechos humanos de la mayoría.
- Juan Jované
- /
- - Publicado: 10/6/2020 - 12:00 am
La reacción internacional contra el racismo, originada en el alevoso asesinato de George Floyd, invita a pensar sobre la necesidad de enfrentar la injusticia, la inequidad y la discriminación de todo tipo.
En este contexto el pensamiento de Martin Luther King resulta indispensable, no solo en términos generales, sino también para nuestro país.
Se trata de una forma de abordar los problemas a través de la lucha no violenta, en la que quien participa renuncia a la acción violenta, entendiendo, como lo hizo Martin Luther King, que no se trata de una posición de cobardes, sino de la firme disposición de dar paso a la acción directa no-violenta cuando sea necesario. Se trata de oponerse decididamente al mal contra el que se protesta.
La posición de la no violencia tampoco constituye una forma ingenua.
La misma entiende que los objetivos no son fáciles de lograr.
Es por esto que en su Carta Desde la Cárcel de Birmingham, Martin Luther King nos previene que "Desgraciadamente, es un hecho histórico incontrovertible que los grupos privilegiados prescinden muy rara vez espontáneamente de sus privilegios", agregando que "Sabemos por una dolorosa experiencia que la libertad nunca la concede el opresor voluntariamente. Tiene que ser exigida por el oprimido". Faltan a esta realidad los que, por ingenuidad o simple conveniencia, están dispuestos a esperar pasivamente que las cosas cambien sin ninguna acción efectiva.
VEA TAMBIÉN: Naufragios y náufragos
En este caso, tal como lo señaló este insigne luchador por la justicia, "la comprensión superficial de los hombres de buena voluntad es más demoledora que la absoluta incomprensión de los hombres de mala voluntad."
A lo anterior se debe recordar que la visión de la no violencia no es pasiva, que la misma contiene entre sus mecanismos de lucha la llamada acción directa no-violenta, es decir, formas de protestas organizada cuya finalidad es sacar a la luz las injusticias y la inequidad.
De acuerdo con Martin Luther King: "los que seguimos la senda de la acción directa no-violenta no somos quienes creamos la tensión… Nos limitamos a traer a la superficie la tensión que oculta se encontraba latente… La sacamos a la luz, porque así se la puede ver y actuar en consecuencia".
Se trata de una visión que dista mucho de quienes, en nombre de la neutralidad, o de la idea que todos somos ciudadanos iguales, se olvidan del deber de manifestarse contra la inequidad.
VEA TAMBIÉN: Sustitución por el lado de la oferta
Desde luego que no se trata de humillar al oponente, pero sí se trata de mostrar la realidad como una situación que, en efecto, atenta contra la dignidad y los derechos humanos de la mayoría.
Para Martin Luther King, la acción directa no violenta se convierte en una necesidad ineludible cuando el diálogo con los oponentes es un mecanismo de distracción para evitar la corrección de la injusticia.
En nuestro país tenemos una triste experiencia con los mal llamados diálogos, que solo sirven para burlar el interés de las mayorías.
El único ejemplo no es el diálogo de la Caja de Seguro Social (CSS) del 2005 que impuso la nefasta Ley 51, también lo fue el diálogo del caso de Barro Blanco que sirvió de distracción a los pueblos originarios, ambos controlados por el PNUD.
No menos claro es que, en el actual diálogo tripartito, el Gobierno sigue actuando al margen de este.
Dialogar en forma privada, intentado dar una imagen de amplitud ideológica, con quienes pretenden dividir la CSS en dos, reformar a profundidad el Código de Trabajo, beneficiarse de más extensiones tributarias y lograr favores fiscales, es atrasar la más importante tarea que es organizar y unificar a toda la población tras un programa alternativo de refundación nacional.
Economista.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.