Análisis
Cariada calidad de vida
Ya ese fascinante Panamá no existe.... Como tampoco existen las residencias bellavistinas con sus amplias salas y extensas recámaras, el lujo de sus cuartos de vestir, inexistentes en las actuales cajetillas de fósforos de rascacielos multifamiliares donde tres recámaras se abultan en menos de 100 metros...
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 09/12/2017 - 12:00 am
Era de madrugada. En la oscuridad de la recámara, con la cabeza reposando aún sobre la suave almohada, desabroché el ojo izquierdo para avistar el reloj sobre la mesita de noche. Eran las 4:00 a.m. Poco a poco el cerebro, como el encender de una computadora, brota de su letargo con Morfeo para activar los sensores nerviosos. Un tenue dolor sobre el segundo molar maxilar derecho se acentúa en la medida que alcanzo conciencia. Es ese dolor profundo y molestoso que agiliza el nervio mentoniano al verse atacado por la invasión bacteriana resultado de una caries. Particularmente punzante, obliga la visita inmediata al dentista, donde nos encontramos en su sala de espera con rasgadas revistas Selecciones, de comienzos de siglo, y afligidos rostros de los otros atormentados pacientes. Como ese súbito dolor de muela, asimismo, ha trastocado nuestra calidad de vida. Al inicio de la época navideña, cuando se perfuma el aire con fragancia de pinos, nos encontramos abatiendo el oleaje de nuestras también cariadas calles y avenidas sobre un mar de aguas de lluvia y servidas reflejando en lugar de peces, la basura de nuestros vecinos, porque la nuestra se esfumó en el olvido. El tranque del istmeño siglo XXI nos invita a reflexionar, a aquellos a quienes nos han brotado canas, al paseo dominical sobre la avenida Balboa cuando existían, cual correcaminos, las hormonales galopadas de adolescentes al volante de un recién encerado V8 y los risibles Volkswagen escarabajos de la Policía del Tránsito al acecho sin boletas.
Tardes dominicales aquellas cuando la muchachada concurría en la refresquería La Inmaculada sobre la avenida Justo Arosemena, donde las atiborradas mesas obligaban al servicio al auto y se consumían los populares No me olvides y los barquillos a 10 centavos, mientras las galladas observaban con curioso ojo clínico a aquellas del sexo opuesto, ataviadas con sus mejores prendas y el púrpura lápiz labial de moda, antes de emprender nuevamente el paseo costanero. Ya ese fascinante Panamá no existe. Solamente en relatos de abuelos a nietos que, ensimismados en sus celulares, poca atención prestan al detalle. Como tampoco existen las residencias bellavistinas con sus amplias salas y extensas recámaras, el lujo de sus cuartos de vestir, inexistentes en las actuales cajetillas de fósforos de rascacielos multifamiliares donde tres recámaras se abultan en menos de 100 metros, estrechando el movimiento como si aún estuviésemos en el tranque. Elevadores plurilingües que, al abrirse, cada vez el telón nos trae sorpresas, aún estresados, esperando no nos toque Pedro Navaja.
Sentado en la antesala, me topé con la subteniente Gil, de Recursos Humanos de la Policía Nacional de Balboa. "¿Santeña?", le dije. "Mi papá", contestó, como si fuese vergüenza vivir en El Uberito, en vez de la 24 de Diciembre, sorprendida tal vez por el acertijo de un brujo en adivinar sus raíces. "¿Y retorna?", continué mi cuestionamiento hacia alguien acostumbrada a cuestionar. "Sí, siempre en el verano", respondió. "¿Y por qué?", continué mi terca indagatoria. Sin necesidad de respuesta, porque le he intimado, allí se encuentra la esencia de la nacionalidad, gente bonachona, amaneceres con el quiquiriquí de los gallitos y la fragancia de leña y café, dejando a un lado el celular para observar las olas azuerenses y las presas de los pescadores.
Así como se acentúa el dolor de muelas se hace evidente la necesidad de un cambio, de un panorama diferente, de una patria liderada por hombres y mujeres honestas. Limpia y pura, sin feos señalamientos como paraíso fiscal. Así no somos los panameños, por lo menos no la mayoría. Dispensa la caries, ¡enhorabuena!, a reflexionar lo que somos y lo que podemos ser... / Líder empresarial.
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