Análisis
Los perros de mi ciudad
Así como los autos pagan placas y tienen que ser revisados todos los años, así también los perros y los gatos deben rendirle cuentas al Municipio con su tarjeta de control veterinario y pagarle el revisado, precisamente para el mantenimiento del ornato de la ciudad.
- Eduardo Arquel Martínez Diez
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- - Publicado: 07/12/2017 - 12:00 am
El perro, conocido como el mejor amigo del hombre, es el animal doméstico que más variados servicios nos presta; lo hace como perro labrador, como perro policía, de rescate, antidroga, de pastor, de ataque como los famosos doberman, los pitbull, los mastines, los perros asesinos muy famosos en las películas y episodios de Fu Man Chu… allá por los años cincuenta. El cine tiene centenares de películas relacionadas con estos animales, que muestran sus heroicas hazañas y momentos en los que rescatan a sus dueños poniendo en riesgo su vida y viceversa. Y de las cómicas ni se diga, ¡cómo las disfrutábamos y reíamos a carcajadas viendo las travesuras de Pluto, Snoopy y escenas de aventuras y de acción con Rin Tin Tin, Lassie. ¡ Oiga, con Layka! la perrita soviética que pasó a la historia como astronauta al orbitar la Tierra en el Sputnik, el primer satélite que fue puesto en el espacio por la tecnología rusa.
Cuando se dio el caso del perrito Gucci, nos llamó la atención el alboroto que se formó por la queja de dos funcionarios que alegaban que su jefa les ordenaba pasear a la mascota en el parque y presumiblemente para hacer sus necesidades. Nuestro periodismo es perceptivo, trabajamos con el efecto que causa el evento en la epidermis pública, como la neurodermitis a la que el alergólogo le busca la causa de las ronchas, además de que pensamos que si la medida fue equivocada, también fue con buenas intencionesm muy contrario a cuando el PRD estaba en la cumbre de su gloria como brazo político de los militares y el calendario los ubicaba en la década de los ochenta, cuando habían crecido tanto que yo creo que ni el Gral. Manuel Antonio Noriega expresó tanto poder como ellos. Recuerdo una nota del Despacho Superior del Ministerio de Hacienda y Tesoro cuando fui, primero, asesor técnico en la Dirección General de Ingresos y, seguidamente, inspector fiscal jefe de la Sección de Cajas Registradoras y Sistemas Electrónicos que emiten facturas para la fiscalización del ITBM, que decía: "Los funcionarios están obligados a cumplir las órdenes de sus superiores". En otra ocasión, cuando tenía mi radio periódico en la emisora del profesor amigo Rigoberto Paredes, la Radio TIC-TAC, un allegado a la emisora me mostró una nota que decía: "Deténgase a la persona que el portador de esta nota señale", firmada supuestamente por el Gral. Torrijos.
Lo que quiero decir con todo esto es que muchos se inventaron poderes de su relación con algún miembro de las fenecidas Fuerzas de Defensa y muchos de esos civiles hicieron tanto daño que ni el mismo diablo los quiere en el infierno. Y ayer como hoy, la justicia sigue politizada. Vicente, un amigo de la infancia, me contaba que no todo es color de rosa para los perros de la calle que viven sin ningún control sanitario afectando parques, calles y veredas frente a la indiferencia de los municipios, que tienen la responsabilidad de velar por el ornato de la ciudad, pero preocupados por emular a Martinelli creando octavas maravillas han descuidado lo doméstico, y urge que piensen en la creación de un centro de control y asistencia veterinaria, para los animales callejeros y domésticos que así lo requieran. Deben tener inspectores que visiten las casas y barriadas donde se sospeche maltrato al animal, que muchos dejan amarrado, pasando hambre y ladrando todo un día, afectando con ello su salud y la de nosotros, el prójimo. Así como los autos pagan placas y tienen que ser revisados todos los años, así también los perros y los gatos deben rendirle cuentas al Municipio con su tarjeta de control veterinario y pagarle el revisado, precisamente para el mantenimiento del ornato de la ciudad.
Hay casas a la que uno llega, y lo digo con mucha pena, que cuando abren la puerta, lo primero que se siente es ese desagradable olor del almizcle de los perros. En ese sentido, me seguía diciendo el amigo Vicente, la vecina que tengo llegó hace tres años con dos perros, ya tiene como cinco y la perrita no deja de parir, quién soporta este martirio, el chillido de los perritos, la bulla de los perros y los malos olores que se pasan para acá. Y si allá llueve, aquí en mi casa no escampa, fíjate que yo tuve que salir huyendo de mi recámara a otra habitación porque no soporto los malos olores de la mascota que duerme en el piso sobre una alfombra, pero cercana a nuestra cabecera. ¿Y tu esposa? ¡Ni fu ni fa!, a ella no le molestan los malos olores. El otro problema es la ropa en el tendedero, tengo que mantener eso limpio para que las moscas que se paran sobre los popós no lo hagan sobre la ropa. Cómo será con la vecina y los miles de ciudadanos que no les prestan atención al aseo especial que se requiere cuando se tienen animales en la casa. Vicente me dijo: tengo otro problema. ¿ Otro?, ¡por favor, termina! Es que al salir de la recámara no sé si quedó como huésped o como vecino. ¡Yo no sé!
Periodista
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